Las connotaciones que tiene esta frase son bárbaras, no hay más que analizar el verbo escogido, “relajar”, apreciándose que entendemos que cuidarnos es vivir en tensión.
Pues este es el problema de base para aquellas personas que siguen un plan de adelgazamiento, sea cual sea:
Considerar que es algo temporal, con un objetivo a corto o medio plazo, para una vez conseguido dicho objetivo volver a las viejas costumbres.
Los profesionales que acompañamos a una persona en el proceso de pérdida de peso, sea mediante el método que sea (pack nutricional, balón, manga gástrica, by pass, etc), insistimos constantemente en que el método elegido es sólo una herramienta dentro de un proceso de cambio.
Uno de los puntos importantes que llevarán al paciente a tener éxito en su cometido, es identificar aquellos hábitos que en el pasado les han provocado ese sobrepeso, para sustituirlos por otros que, con el tiempo, se realicen de forma automática, sin que ello les cree ningún sentimiento de estar privándose de nada.
Más que una cuestión de fuerza de voluntad es un esfuerzo por tener continuamente presente la motivación que le empujó a querer cambiar su relación con la comida (salud, autonomía, estética, etc), para sentirse reforzado en el mantenimiento de estas nuevas rutinas.
Esta reeducación es fundamental si se persigue mantener un objetivo de vida saludable.
Cuando esto se consigue, cuidarse no se percibe como una condena sino como una elección personal síntoma de equilibrio físico y mental.
¿Y cuáles son esos cambios?
Algo aparentemente sencillo para muchas personas y que sin embargo suponen un gran esfuerzo para otras:
- Masticar despacio para dar tiempo al cerebro de recibir las señales de saciado.
- Reducir las cantidades que nos servimos en el plato, ya que muchas veces comemos de más, por no tirar la comida, porque nos han enseñado que no se deja nada en el plato, etc…
- Aumentar la ingesta de agua, nos mantendrá hidratados además de saciarnos.
- Comer con conciencia plena del bocado que nos estamos llevando a la boca: sin móviles o televisión que nos haga engullir sin apreciar lo que estamos saboreando, sino poniendo todos los sentidos en nuestro plato, vista, olfato, gusto, tacto y oído… o lo que es lo mismo qué aspecto tiene, que aromas desprende, que palatabilidad, textura o crujido al masticar.
- Saber diferenciar el hambre emocional del hambre fisiológica para tomar el control cuando aparece la ansiedad que nos quiere someter a sus antojos boicoteando nuestra elección de comida con constantes propuestas de comida basura alta en azúcares y grasas y exigiéndonos urgencia (el hambre fisiológica sabe esperar).
- Leer las etiquetas, ya que muchos productos que se nos presentan como lights o bajos en grasa, no son tan saludables como creemos y en ocasiones engordan más que los originales (sin contar con que tenderemos a consumirlos en mayor cantidad con la falsa de creencia de que nos estamos cuidando).
- Realizar alguna actividad deportiva, nos ayudará a bajar de peso con mayor rapidez, a aumentar nuestra masa muscular evitando la flacidez, a reducir la ansiedad, descansar mejor y sentirnos más felices.
Entonces… a la pregunta del título, habría que contestar …
¿Acaso quieres renunciar a tener un corazón más sano, mejorar tus digestiones, músculos más fuertes, mejorar la vista, el aspecto de tu piel, fortalecer tus huesos, tener un cerebro más funcional o aumentar tu protección inmunitaria?
¿Te relajas en vacaciones con los cuidados de tus hijos, de tu piel, de tu cabello, dientes?
Si por relajarnos estamos entendiendo descuidarnos, la respuesta debería ser un rotundo NO, porque, al contrario, las vacaciones son el momento ideal para cuidarnos y mimarnos.
Y si por relajarte entiendes olvidarte de dispositivos móviles, dar paseos por la playa o por el campo, leer un buen libro, salir con amigos, dormir una buena siesta, disfrutar del tiempo en familia y comerte un buen arroz en ese chiringuito de la playa que tanto te gusta y deleitarte con todo lo que nuestra dieta mediterránea nos ofrece, que es básicamente comer de todo, variado y en cantidades proporcionadas, ¿a qué estás esperando?