Sería en los años 40 cuando, un hábito tan normalizado como el fumar, el cual se heredaba de padres a hijos dentro de los hogares, comenzara a investigarse. Pronto se relacionó este hábito con enfermedades respiratorias, desencadenando una serie de hallazgos relacionados con incidencias epidemiológicas, terminando por considerar el consumo de tabaco un problema de salud mundial.
En este articulo realizaremos un acercamiento a los efectos del tabaco sobre el organismo, pudiendo así comprender por qué es una de las sustancias más nocivas para el organismo, siendo causante de gran cantidad de enfermedades.
Debemos tener en cuenta que el consumo de tabaco se realiza por dos vías. La primera de ellas es una corriente principal que el fumador conduce hacia su propio sistema respiratorio por inhalación. La segunda corriente será aquella que consume el fumador pasivo al encontrarse cercano al cigarrillo.
Es importante conocer que el humo del cigarrillo no solo llega al interior de los pulmones y sus alveolos, si no que llegan a la circulación, provocando efectos en el cerebro y en los tejidos periféricos.
¿Pero qué sustancias son las más nocivas y qué hacen en nuestro organismo? Desglosemos alguna de ellas:
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Nicotina:
Es la responsable de la adicción al tabaco. A través del torrente sanguíneo, la nicotina alcanza el cerebro en un plazo de 9 segundos, viajando desde ahí hasta el hígado y otros tejidos. La metabolización de la nicotina se realiza en el hígado, eliminándola a través de la orina, la saliva, la leche materna o la placenta.
Se ha demostrado que la nicotina genera una producción automática de dopamina, generando una sensación de bienestar y placer. Se ha demostrado también, que la nicotina impide la regeneración de neuronas en los fumadores y se acompaña de un deterioro cognitivo.
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Monóxido de carbono:
La acción de este compuesto en el cuerpo se basa en impedir el transporte de oxígeno a los tejidos, impidiendo que se realice de forma correcta la función respiratoria. Simplemente, destruye los tejidos privándolos de oxígeno.
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Gases irritantes y sustancias cancerígenas:
Este tipo de sustancias detienen el movimiento de los cilios de las células de la mucosa bronquial, impidiendo que actúe el mecanismo de defensa del aparato respiratorio, permitiendo que cualquier partícula pueda entrar dentro del sistema y afectar a los alveolos pulmonares.
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Radicales libres y oxidantes:
Cuando el humo del tabaco entra en contacto con los alveolos pulmonares, se producirán una serie de células que favorecerán la inflamación. La presencia de los radicales libres provoca broncoconstricción pudiendo llegar a provocar enfermedades como el asma.
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Metales y elementos radioactivos:
Son grandes factores carcinógenos. Uno de los cuales pueden encontrarse en mayor cantidad dentro de los cigarrillos es el cadmio, el cual una vez se acumula dentro del organismo puede provocar:
- Pérdida de peso
- Anemia
- Pigmentación amarilla en los dientes
- Rinitis
- Bronquitis
- Enfisema pulmonar
- Lesiones óseas
- Cáncer de próstata
Además de todas estas sustancias se ha demostrado que existe una relación directa entre el consumo de tabaco y la pérdida del sentido del gusto y el olfato, disminución de la sensación de hambre, imposibilidad de absorber la vitamina B…